Carta de Adviento y Navidad ¡Justicia y Memoria: Seguimos con Ayotzinapa!

En uno de los momentos más trágicos de nuestra historia reciente, caracterizado por una violencia exacerbada y una crisis de Estado sin precedentes que nos tiene a la población totalmente indefensa ante el crimen organizado y la complicidad del gobierno, como ha sido mostrado al mundo entero por el caso de Ayotzinapa, el pasado 3 de diciembre de 2014 se llevó a cabo en la Ciudad de México el Encuentro sobre el papel de las y los creyentes ante la situación actual del país, como parte de las celebraciones del 15 Aniversario del Observatorio Eclesial. Fruto de este encuentro fue el compromiso por manifestarnos como creyentes para no dejar morir el caso de Ayotzinapa.

Lo hacemos mediante una carta dirigida a las iglesias y organismos internacionales para que unan sus voces y demanden justicia al gobierno mexicano. Esperamos que esta Carta de Adviento y Navidad pueda ser firmada y difundida por muchos y muchas.

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Carta de Adviento y Navidad

¡Justicia y Memoria: Seguimos con Ayotzinapa!

A todas las iglesias del país y del mundo

A los organismos nacionales e internacionales

A las personas de buena voluntad

El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz

los que habitaban un país de sombras de muerte

se inundaron de luz. (Isaías 9:1)

Estos días de Adviento y Navidad son, para las personas creyentes, la ocasión para alimentar la espera ferviente de un importante acontecimiento que simboliza al mismo tiempo la plenitud de la salvación y la inauguración de una tierra nueva y un cielo nuevo donde la misericordia y la verdad se abrazan, y la justicia y la paz se besan (Sal 85:10).

Hoy en México, sin embargo, esa esperanza de verdad, paz y justicia ha sido trastocada y en su lugar vivimos uno de los momentos más trágicos de nuestra historia reciente, caracterizado por una violencia exacerbada y una crisis de Estado sin precedentes que nos tiene a la población totalmente indefensa ante el crimen organizado y la complicidad del gobierno, como ha sido mostrado al mundo entero por el caso de Ayotzinapa (en el estado Guerrero, al sur del país), donde la noche del 26 de septiembre de 2014, policías municipales agredieron una caravana de estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, asesinando a 6 de ellos y secuestrando a 43, quienes fueron entregados al crimen organizado y continúan en calidad de desaparecidos. Todo ello por orden de la autoridad local y frente a la inacción del ejército quien fue testigo de los hechos.

Desafortunadamente, esta terrible situación que tiene a los familiares de los estudiantes desaparecidos en una profunda tristeza, es sólo la punta del iceberg, la gota que derramó el vaso de la indignación y el miedo de una población mexicana acorralada por el crimen organizado, la impunidad y la violencia institucional. Ayotzinapa es la condensación de nuestra tragedia, de nuestro miedo y de nuestra indignación; en ella se han puesto al descubierto los síntomas más graves de la violencia que hoy ha puesto su tienda entre nosotros: una violencia selectiva que afecta principalmente a los jóvenes y a las mujeres; violencia que ha cobrado la vida de más de 100 mil personas en México (40 mil sólo en los últimos dos años, los del gobierno de Enrique Peña Nieto), que ha desaparecido a cerca de 30 mil y desplazado a millones; violencia represiva que apunta a la población estudiantil y a las y los defensores de la tierra, violencia feminicida, violencia infantil; violencia de muerte y secuestro incontrolables contra cientos de miles de migrantes que transitan por nuestro país en busca de mejores condiciones de vida o simplemente huyendo de sus países para sobrevivir.

En todas estas y otras violencias que padecemos, la constante es la misma: es al mismo tiempo violencia criminal y violencia institucional o de Estado, que en México ha convertido la defensa de los derechos humanos en un delito y ha desmantelado la democracia mediante una serie de reformas constitucionales que responden a un modelo económico devastador de la forma de vida de nuestros connacionales y devastador de la naturaleza: nos convierte en mano de obra barata para un sistema neoliberal de exclusión e iniquidad, que mata y genera una dictadura sin rostros (Francisco, Evangelii Gaudium); y hace de la naturaleza objeto inagotable de riqueza para unos cuantos y de pobreza para las mayorías.

Ante esta situación, y con el dolor de miles de familias cuyos hijos e hijas han sido desaparecidas, decimos ¡basta! Unidos en la acción y la reflexión, en el Encuentro sobre el papel de las y los creyentes en la situación actual del país, realizado en la Ciudad de México el pasado 3 de diciembre en el contexto de los 15 Años del Observatorio Eclesial, las y los participantes en dicho Encuentro alzamos nuestra voz para denunciar:

  • Que lo que pasó en Ayotzinapa fue un crimen de estado y está pasando en todo el país;
  • Que fue además un crimen de lesa humanidad, porque apunta expresamente a la represión y exterminio de una sector de la población particularmente importante: los jóvenes estudiantes indígenas, que defienden la tierra y proponen una alternativa de nación frente a la crisis nacional;
  • Que todo forma parte de una estrategia de guerra con el objetivo de destruir el tejido social y comunitario en nuestro país, para hacer más fácil el dominio de nuestro territorio por parte de empresas extractivas y para el negocio del narcotráfico;
  • Que todo esto es reflejo del vacío de poder que existe en México, así como de la complicidad gubernamental (desde lo local hasta lo federal) con el crimen y las empresas trasnacionales en una franca traición a la soberanía del país.

De igual forma, y a pesar del desconsuelo y la indignación, anunciamos:

  • Nuestra entera y permanente solidaridad con los padres y madres de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, con su lucha digna y su exigencia de justicia para sus hijos y para todas y todos los desaparecidos;
  • Nuestra solidaridad y apoyo a todas las normales rurales en el país, a los estudiantes y a un modelos de educación sólido, integral que responda a las necesidades del país y no a intereses particulares o ajenos a nuestra nación;
  • Nuestro compromiso infranqueable por una paz justa en México, mediante nuestras palabras y nuestras acciones en las iglesias, en las calles y en todo lugar; junto con otras y otros, con cientos de miles de personas y organizaciones que hemos levantado la voz y marchado con los familiares de Ayotzinapa en estos dos últimos y trágicos meses;
  • Nuestra voluntad inquebrantable por el esclarecimiento total del caso de Ayotzinapa; el castigo a todos los culpables más la continuación de exhaustivos interrogatorios a los hasta ahora detenidos, con presencia de organismos de derechos humanos y de representantes de la sociedad civil;  la reparación del daño a las familias de los normalistas y el establecimiento de garantías de no repetición, que es lo mismo que poner fin a la guerra en México y un alto a la violencia institucional contra nuestra población.

Finalmente hacemos una llamado a las iglesias en México y el mundo, a toda la comunidad internacional:

  • A unirse a este reclamo, a no dejar pasar Ayotzinapa en un momento en que el gobierno de Enrique Peña Nieto quiere darle vuelta a la página, cerrar el caso;
  • A aprovechar este periodo vacacional en que la mayoría de la población creyente se concentra en las iglesias para la celebración del Adviento, Navidad y Epifanía, para anunciar que Ayotzinapa es nuestra esperanza y que Todas y todos somos Ayotzinapa, para denunciar la violencia en México y exigir una paz que nazca de la justicia;
  • A difundir esta situación en medios de comunicación, organismos internacionales de derechos humanos, organismos religiosos, mediante comunicados, acciones simbólicas en espacios públicos y embajadas mexicanas en los distintos países, para que Ayotzinapa no se olvide y por la presentación con vida de los normalistas aún desaparecidos.

Estamos convencidas y convencidos que sólo mediante la unión de esfuerzos de todas y todos podremos detener la barbarie que impera en México. Cada acción pequeña o grande, en cualquier parte del mundo, será semilla de justicia, de dignidad, de paz para los 43 normalistas desaparecidos, sus familias y la nación entera que hoy ha unido sus corazones al dolor y a la esperanza de Ayotzinapa.

México, D.F., a miércoles 3 de diciembre de 2014

Firmantes:

Asistentes al Encuentro sobre el Papel de los Creyentes en la Situación actual del país: Gabriela Juárez Palacios, Observatorio Eclesial; María de Jesús Zamarripa Guardado, Compañía de María; Antolina Álvarez Salazar, CET-CIRM; Ricardo Gállego, Iglesias por la paz; María Garduño, CET-CIRM; Ana Luisa Nerio, Enfoque Derechos Humanos; Enrique Marroquín, Claretiano; Miguel Concha Malo, Centro Francisco de Vitoria; César Pérez Guzmán, pastor metodista; Dan González Ortega, Comunidad Teológica de México; Gabriela Hernández, Comité Monseñor Romero; Jesús Maldonado, PRODH; Fátima Moneta, Católicas por el Derecho a Decidir; Fidelina Ramírez, Secretariado Social Mexicano; Jaime Laines, Centro Antonio Montesinos, AC; María Eufrosina Tun, Compañía de Santa Teresa de Jesús; Jesús Maldonado, SJ, Centro Miguel Agustín Pro; Alfonso Ramírez Mendoza; Apolinar Sosa Gaytán, Parroquia de Cantabria, Michoacán; Edna Mercado; Guadalupe Calvillo Rincón, Misioneras Eucarísticas Franciscanas; Guadalupe Cruz Cárdenas; Lucía Guaida, Fraternidad de Laicos CUC; Sandra Villalobos; M. Lourdes de Vela, Mujeres para el Diálogo; Soila Luna Pineda, Fundación don Sergio Méndez Arceo; Norberto Pérez, Cooperativa Azul; María Antonia Aranda, CET-CIRM; Gladis Imelda Herrera, CET-CIRM; Marilú Rojas, CET-CIRM; Maricarmen Montes, Sicsal; Elisa Salgado; María Olga Alvarado; Aline Ussel, Fundación Don Sergio Méndez Arceo; Jesús García, Secretariado Social Mexicano; Leticia Temblor, Carmelita Misionera de Santa Teresa; Hildelisa Preciado, Sicsal; José Enrique Contreras, Centro Lindavista; María de Lourdes López, FMM; Ruperta Palacios Silvia, Carmelita Misionera Sta. Teresa; Marisela Trejo Barrera, Iglesia Metodista; Carmen Gallegos, Comunidades Eclesiales de Base-DDHH; Julián Cruzalta, Católicas por el Derechos a Decidir; María Elena López Gallardo, Compañía de María e Iglesias por la Paz; Elena Aguilar, Compañía de María e Iglesias por la Paz; José Rentería, Parroquia de San Bartolomé, Oax.; Víctor Núñez, Centro Antonio Montesinos, AC; Raúl Vázquez Araiza, Tatahuicapan, Ver.; Alfonso Carrasco Maliachi, Zaragoza Ver; Patricia Ugarte Macías, Escolapia; Martha Ramírez, Escolapia; Cecilia Trueba Jiménez; José Federico Suárez; Josefina Montes, Auxiliadora; Mariana Gómez, Centro de Estudios Ecuménicos; Mauricio Álvarez, Centro de Estudios Ecuménicos; María del Carmen Bustos, Lourdes Hernández, Cecilia Ocampo Figueroa, Graciela García Pizón, Amigas Auxiliadoras de Cuernavaca; Gorki Buentello; Marisa Noriega, Observatorio Eclesial; Ignacio Cuevas, Observatorio Eclesial; José Guadalupe Sánchez Suárez; Socorro Martínez Maqueo, CEB-México; Cristina Auerbach; Organización Familia Pasta de Conchos; Jacquie Campbell; Cecilia Estrada Estrada; María de los Dolores Palencia Gómez, Hermanas de San José de Lyon; Jorge Acosta; Carmen Cruz; Mercedes Gabriela Vargas; Pilar Puertas; Victoria López Guzmán; Laura Villalobos Nájera; Clodomiro Siller, CENAMI; Francisco Zamora Horta, Ciudadanos Hartos A.C.; Serapio López Cruz; María Josefa Martínez, Hermanas Auxiliadoras; Arlae Gámez; Carmen Castillo, Hermana Filipense; Ricardo Blanco, Capellanía de la Comunidad Teológica de México.

Para adherir firmas a esta carta escribir a: observatorioeclesial@gmail.com

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6 Respuestas

  1. Sonia Rodriguez Diaz dice:

    AGRADEZCO ESTE MEDIO DE OBSERVATORIO ECLESIAL Y SIGAMOS CONCIENTIZANDO A LA CIUDADANIA, NO DARNOS POR VENCIDOS EN ESTE CAMINO DE JUSTICIA Y PAZ. SEGUIR PRONUNCIANDO: YA BASTA!!
    CReeR EN LA FUERZA DE LO PEQUEÑO.

  2. Sonia Rodriguez Diaz dice:

    AGRADEZCO ESTE MEDIO DE OBSERVATORIO ECLESIAL Y SIGAMOS CONCIENTIZANDO A LA CIUDADANIA, NO DARNOS POR VENCIDOS EN ESTE CAMINO DE JUSTICIA Y PAZ. SEGUIR PRONUNCIANDO: YA BASTA!!
    CReeR EN LA FUERZA DE LO PEQUEÑO.

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