La Iglesia tendrá que convivir con diferentes acentos eclesiales, diversos enfoques teológicos, y distintas praxis pastorales

De no ser así, tendremos: “¿Iglesia sin futuro o futuro sin Iglesias”?**

Héctor Alfonso Torres Rojas

Licenciado en Teología y en Sociología

Una vez más explotó la diversidad de miradas, de lenguajes, de interpretaciones. Si desde el Concilio de Trento hubo uniformidad, desde el Concilio Vaticano II se desarrolla la diversidad en la unidad fundamental, así no se haya cerrado el periodo “Juan Pablo II-Benedicto XVI, que quiso volver a la uniformidad, como lo acaba de demostrar el Sínodo sobre la Familia. La “unidad” de la segunda relatoría no podrá esconder la amplitud de mira de la primera relatoría.

El Sínodo fue el reflejo de la Iglesia según Juan Pablo II y Benedicto XVI. 35 años de teología neo-conservadora y de represión del ex Santo Oficio, hicieron mella… El hielo que cubrió el espíritu, la lógica y la letra del Concilio Vaticano II no se ha descongelado. El invierno eclesial no ha terminado.

Guardas las proporciones, se reprodujo una enorme desilusión, en algo parecida a la crisis que desató, en 1967, la encíclica Humane vitae, de Pablo VI. Tuvo menos repercusión porque hoy la Iglesia interesa menos. Católicas y católicos, iluminados más por sus conciencias y sus conocimientos que por la voz del conjunto de pastores, viven su fe con autonomía y tienen menos en cuenta las directrices y los documentos eclesiásticos. Tengo la impresión que poco se ha percatado de esta nueva situación, la mayor parte de los obispos, que viven en sus palacios y palacetes.

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Francisco-Papa apenas acaba de regar las semillas de una teología y de una praxis pastoral más acorde con el Evangelio y con la vida real de las humanas y de los humanos. La Iglesia de la misericordia, la Iglesia que huela a ovejas, la Iglesia que debe vivir en las múltiples periferias y en las situaciones límite, la Iglesia desde los pobres y al servicio de los pobres. Esta Iglesia que propone no ha echado raíces. Y no echará raíces fácilmente. La primavera eclesial todavía no apunta. Hay quienes se oponen, y son muchos, al estallido de esa primavera.

Francisco-Papa tiene más simpatía entre ateos, agnósticos y alejados. Tiene más escucha en los pequeños sectores eclesiales que todavía respiran el Concilio Vaticano II. Captan mejor su mensaje quienes todavía se refieren a la Teología de la Liberación. Pero, y los demás? ¿Las mayorías creyentes? ¿El grueso del clero, de l@s religios@s y de los obispos? Me temo que no podrán salir fácilmente del círculo de la religión y del apego a los ritos y rituales… Desde el Concilio Vaticano II se puso en el primer plano la necesidad de evangelizar. Hace unos 25 años, se introdujo la categoría “Nueva Evangelización”. Las intervenciones episcopales en el Sínodo, reconocieron la necesidad de la evangelizar…

¿Dónde estamos, pues? ¿Juego de palabras?

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En la segunda semana, el sínodo se desarrolló en alta tensión y cuasi en conflictividad, a partir de la lectura de la relatoría, el lunes 13 de octubre, en horas de la mañana. Desde los sectores tradicionales se levantaron “barricadas” para impedir cualquier tipo de “misericordia”, para divorciados y homosexuales. Esas dos cuestiones fueron declaradas innegociables. Era de esperarse tal coyuntura porque meses antes de iniciar el Sínodo, ya el ambiente estaba enrarecido. Un grupo de cardenales, con Müller y Sodano, a la cabeza, le atravesaron palos a Francisco-papa y a los pocos cardenales y obispos con mente más abierta. El hecho, más que simbólico, fue la publicación del libro de los cinco cardenales. En la segunda semana, el cardenal Kasper casi sale “linchado”. Sólo 3 de los diez círculos, según el cardenal Pell, de la curia vaticana, aceptaron las propuestas del cardenal Kasper.

Pareciera que hubiera circulado una consigna. En esos temas, nada. El Director de la Sala de Prensa de El Vaticano, “El padre Lombardi ha indicado que los modos (enmiendas a la Relatio post disceptationem) presentados por los círculos menores fueron 470 **, una media de 50 modos por grupo. Algunos presentaron 80, otros 30, ha indicado.

Para la aprobación de cada número, era necesario alcanzar 2/3 de los votos; para el rechazo se precisaba la mayoría de la mitad más 1, de acuerdo con el artículo 26 del Reglamento del Sínodo.

Tal y como se puede ver en la tabla, hay tres puntos que no han alcanzado la mayoría de 2/3. Son los puntos 52, 53 y 55, referentes al acceso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar y sobre los hombres y mujeres con tendencia homosexual” (ZENIT, Lunes 20 de octubre).

La “tabla” a la que se refiere el sacerdote Lombardi, es la tabla de votación, punto por punto, de los 62 que tiene el documento final, y se encuentra al final del texto en italiano, publicado por el “Bollettino Sala Stampa della Santa Sede”.

La Relatio y la tabla con los votos a favor y en contra de cada uno de los puntos puede verse aquí (versión oficial, en italiano):

«Relatio Synodi» della III Assemblea generale straordinaria del Sinodo dei Vescovi: «Le sfide pastorali sulla famiglia nel contesto dell’evangelizzazione» (5-19 ottobre 2014), 18.10.2014

Dos documentos muy diferentes

La relatoría de la primera semana prácticamente fue negada y “destruida” por los 470 “modos” o “enmiendas”. Son dos textos muy diferentes.

Los puntos 52, 53 y 55 no obtuvieron la votación necesaria, 2/3 partes, sobre 183 obispos que podían votar, es decir, fueron “negados”, aunque la votación fue mayoritaria. Veamos las cifras:

No. 52, obtuvo 74 “Non placet” (No me place) y 104 “Placet”, “sí me place”.

No. 53, obtuvo 64   “Non placet” y 112 “Placet”.

No. 55, obtuvo 61   “Non placet” y 118 “Placet”.

En la historia de los sínodos episcopales, después del Concilio Vaticano II, es la primera vez que el debate se da de manera tan “agitada”. La parte más novedosa la puso Francisco-papa, al insistir en la posibilidad y necesidad de hablar con total libertad. Ese punto fue muy positivo. Además, salvo los dos miércoles en la mañana, estuvo siempre presente. Esa presencia daba confianza. En los sínodos anteriores no hubo esa libertad, no porque alguien prohibiera sino porque la experiencia había enseñado que cuando un obispo hablaba con libertad, le caía luego el ex Santo Oficio o el llamado de atención de alguna Congregación o “ministerio” del Estado de la Ciudad de El Vaticano.

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Ojalá que la selección de documentos que ofrece esta edición de INFO-DOC-UTOPÍAS les permita captar algo de esas tensiones y conflictividades, que no son otra cosa que la expresión de una Iglesia en búsqueda y “semper reformanda”.

Héctor A. Torres Rojas,

Bogotá, Lunes 20 de octubre de 2014

** Frase de un periodista alemán, en 1991

*** Héctor Torres resaltó esa frase en color rojo.

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