Salgamos a votar
Fr. Raúl Vera López, O.P.
Obispo emérito de Saltillo
Jueves 3 de junio del 2021
El contexto en el que se realizarán las elecciones.
La polarización en la que se encuentra México basada en los beneficios o en la pérdida de éstos, para quienes los recibían en las administraciones anteriores, hacen que las élites políticas y económicas se descalifiquen unas a otras, incluso sin argumentos, afirmando cada una tener razón y ser del bando de “los buenos”. De igual manera las condiciones sociales y necesidades que cada región, estado y familia tiene, nos hace mirar la realidad de manera distinta, y tomar variadas decisiones. La Pandemia nos ha dejado sin empleo, sin vivienda, sin recursos, sin transporte, sin familia y con mayores violencias a las mujeres que viven con su agresor día y noche. Pero también tenemos las violencias y controles de grupos, que nos han robado los pesos y la paz que conservábamos. Muchas injusticias, impunidad, y oídos sordos cuando exigimos la verdad y la reparación en diversos ámbitos. Vemos represiones, secuestros y desaparecidos, además de la violencia contra las y los candidatos y las estructuras en torno a las campañas políticas a lo largo de nuestro país. Es decir, hay cuerpos y territorios donde la situación es más grave que en otros, por la Pandemia, la violencia y el impacto del cambio climático que complican la realidad.
En realidad no hay razones ni se ofrecen datos reales cuando se afirma que una persona o un partido es el que “destruye al país” o cuál será el que lo saque adelante. Tampoco hay propuestas alternativas para atender los problemas, pues parte de la oligarquía y clases medias hablan desde sus privilegios e intereses personales y no desde las mayorías, las clases populares y los derechos que deben ser una realidad para la ciudadanía en general. Éstas son las personas que gozan de las diferencias sociales y buscan estar por encima de la clase campesina, trabajadora, obrera e indígena que son nuestra riqueza nacional; es ahí que rompen con la comunión del Reino de Dios al ser incapaces de ver por las demás personas y compartir con ellas (Cf.1Cor.11,21-22).
El voto facultativo está vigente en 205 países del mundo.
El sufragio facultativo, conocido también como voluntario, es un mecanismo electoral que considera al sufragio como un derecho, y no como una obligación ciudadana, dejando en libertad a que las personas ejerzan o no ese derecho. No ha sido probado que el voto obligatorio mejore las democracias del mundo, ni que aumente la participación ciudadana en las elecciones. Una de las mayores conquistas tanto para mujeres como para hombres ha sido el derecho al voto; fue recién en las elecciones de 1955 que las mujeres accedieron al voto por primera vez en México.
Este domingo 6 de junio definiremos 300 diputaciones federales de mayoría relativa y 200 de representación proporcional, 15 gubernaturas, 1,063 diputaciones locales, 1,923 presidencias municipales, 2,053 sindicaturas, 14,222 regidurías, y 204 concejalías. Por cargos auxiliares en juntas municipales elegiremos 22 presidencias, 22 sindicaturas y 88 regidurías, y en comunidades eligiremos 299 presidencias. (20,411 puestos de elección popular que serán elegidos por alrededor de 93 millones de mexicanas y mexicanos). En todos los estados habrá múltiples boletas para elegir a quienes deseamos que sean nuestros representantes.
En estas elecciones hay dos grandes coaliciones difíciles de comprender ya que en el pasado fueron contrapeso entre ellas y porque se han aliado con fuerzas muy disímiles. Tal es el caso de Morena y el partido Verde, que nada semejante buscan y se han unido para intentar llegar al poder para después, desproteger las garantías que habría que ofrecer en las diferentes comisiones y actuaciones en beneficio de la comunidad. La otra absurda coalición la forman PRI, PAN y PRD. El primer partido tras siete décadas consecutivas en el poder a nivel nacional, busca retornar aunque sea de la mano de sus antagónicos; el segundo, un partido conservador que fue alternancia y que no ha podido mantener en su interior ni a quienes llegaron a la Presidencia desde su plataforma; el tercero, fundado con ideología de izquierda y cuyas fusiones no han tenido influencia real en la sociedad mexicana. Además de estas fuerzas habrá 4 partidos contendiendo en lo individual y 637 personas que fueron registradas en candidaturas independientes para diferentes puestos en todo nuestro territorio nacional.
Confuso, quizás, pero debemos prepararnos y ser parte activa de esta gran elección. Ubiquemos nuestra casilla, revisemos bien quiénes son las y los candidatos por quiénes podemos votar, coloquémonos correctamente el cubrebocas y salgamos a ejercer nuestro derecho al sufragio que en esta Pandemia, estará cuidado de manera especial, con medidas sanitarias que debemos respetar, ya que la Pandemia del COVID-19 no se ha terminado, y debemos seguir cuidándonos.
Una República representativa, democrática, laica y federal.
Tras emitir nuestro voto este próximo domingo, mantengámonos atentas y atentos a lo que suceda no sólo en nuestra casilla, sino en nuestro distrito local y federal, en nuestro Estado y en todos los estados del país y busquemos participar de manera activa en alguna organización social que promueva alguno de los distintos derechos humanos, que contribuya a tener una gobernanza incluyente y democrática, centrada en el bien común, que implique compromiso de manera individual y colectiva, y que busque la cohesión social. Desde estas organizaciones, podemos seguir en contacto con nuestros representantes para indicarles leyes, iniciativas y el camino que deben seguir al haber sido elegidos por nuestro voto (o por porcentaje), eliminar la distancia que hay entre la ciudadanía y las instituciones gobernantes en los diferentes niveles y hacer que éstos rindan cuentas de su obligación hacia la comunidad. La calidad de una democracia depende del nivel de participación de la ciudadanía, así que todas nuestras capacidades y oficios que nos son propios, pueden y deben estar al servicio del país.
Acabamos de celebrar el Jueves de Corpus en el que recordamos que la Eucaristía es inseparable del Reino, donde lo trascendente de compartir el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús es la mesa compartida, pues Jesús se hace presente en medio de la comunidad para que ésta viva en Él y sea fortalecida la comunión. Por ello me atrevo a pedirles, que aún en medio de una sociedad en que lo individual es lo más importante, seamos capaces de mostrar lo contrario y nos atrevamos a tener una mesa plural de hermanas, hermanos, amigas, amigos, hijas e hijos de Dios, más parecida a la de Jesús, en la que los pobres participen en la Eucaristía sin marcar las distinciones que habitualmente hacemos para segregarles, sea por el grupo social al que pertenecen, su posición económica, el grado de preparación escolar, el grupo étnico del que proceden o tantas otras que usamos para dividirnos. Y no solamente hablo de la Eucaristía celebrada en un templo, sino de la participación en la mesa del día a día, donde se comparte la vida desde muy variadas maneras. Que esto nos haga capaces de ir engendrando un mundo distinto desde la fraternidad y la sororidad.
Es cierto que tanto la política como las y los candidatos han sido incapaces de seducirnos por la vía de las ideas, pero debemos acercarnos y hacer de su obligación, un proyecto de nación que beneficie a todas las personas que habitamos este país. Hagamos del gobierno que venga, uno menos clasista, más incluyente y popular, que respete los derechos de todas y todos, que sea ecuánime y no nos confronte entre nosotras y nosotros. Sería extraño que un derecho se convirtiera en un deber, pero el llamado a participar demuestra nuestra responsabilidad cívica, y no es el único momento en que estamos llamadas y llamados a marcar el futuro de un país. Éstas son unas elecciones muy importantes para México, salgamos a votar.