El pueblo que caminaba en las tinieblas, vio una gran luz
“Jerusalén es una ciudad única, sagrada para los judíos, cristianos y musulmanes –que en ella ven lugares santos de sus respectivas religiones– y que tiene una vocación especial para la paz.
Rezo al Señor que esa identidad sea preservada y fortalecida para el beneficio de la Tierra Santa, del Medio Oriente y de todo el mundo, y que prevalezcan la sensatez y la prudencia para evitar añadir nuevos elementos de tensión a un mundo de por sí sacudido y con cicatrices de muchos conflictos crueles.”
(Papa Francisco: Audiencia General, 6 de diciembre de 2017)