Pasta de Conchos, 14 años después: el rescate va
El 19 de febrero de 2006 una explosión en la Mina 8 Unidad Pasta de Conchos (Coahuila, México) concesionada a la empresa Grupo México, cobró la vida de 65 mineros. Del siniestro ocasionado por las condiciones de inseguridad en que trabajaban (y siguen trabajando) los mineros de carbón, sólo pudieron rescatarse 2 cuerpos, permaneciendo 63 aún sepultados, no sólo por la negligencia sino también por la evidente resistencia de la empresa, en complicidad con tres administraciones gubernamentales.
Los motivos de esta negativa a rescatar los cuerpos de los mineros, han oscilado entre lo irrisorio y lo irracional, al grado de la indignación, evidenciando al final la verdadera razón: el encubrimiento por parte de Grupo México de lo que ha sido catalogado y denunciado como un crimen industrial hasta ahora impune.
Durante casi 3 lustros, la demanda por el rescate y por justicia ha sido la lucha sin descanso de viudas, madres, padres, hermanas/as e hijas/os de los mineros, mediante la Organización Familia Pasta de Conchos y apoyados por diversas organizaciones sociales, iglesias y personas solidarias. En todo ese tiempo, como la viuda del Evangelio que no dio descanso al juez injusto hasta lograr ser escuchada, las y los deudos de los mineros han incomodado y confrontado al sistema de injusticia que ha acampado en nuestras instituciones públicas.
Con incuestionable autoridad moral, han llevado adelante múltiples estrategias que no sólo dieron a conocer a nivel nacional e internacional el tema, incidiendo incluso en la legislación internacional sobre sobre seguridad y salud en la industria del carbón, sino también fortalecieron la organización de los trabajadores del carbón en la región carbonífera, sensibilizándolos en materia de derechos humanos y posibilitando la mejora de sus condiciones laborales gracias a esa misma organización social, de incidencia y articulación. Con todo, y a pesar de la opinión de organismos nacionales e internacionales de que era factible y necesario, el rescate nunca llegó, y la justicia siguió en la sala de espera.
Es con el triunfo de la Cuarta Transformación en 2018, que la cortina de hierro institucional en este y otros casos graves de violaciones a derechos humanos se ha resquebrajado. Cumpliendo una de sus promesas de campaña, el ejecutivo federal en diálogo con representantes de la Organización Familia Pasta de Conchos y con la participación de expertos internacionales, ha puesto en marcha el rescate de los 63 mineros y se abre por fin una luz para la justicia.
Tras minuciosos estudios de las condiciones de la Mina 8, la comisión especial interdisciplinar e interinstitucional creada por el gobierno de la 4T para el rescate en Pasta de Conchos, ha concluido que el rescate es posible, siempre lo ha sido, y se ha trazado una ruta concreta y expedita para cumplir esta demanda histórica y allanar el camino a la verdad y la justicia en este caso, tal y como fue anunciado por la secretaria del trabajo, el pasado 19 de febrero, en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ese mismo día, en el 14 Aniversario del siniestro en Pasta de Conchos, familiares y organizaciones amigas se reunieron a conmemorar un año más de lucha, en el antimonumento erigido sobre Avenida Reforma, en la capital del país; como cada año (y antes cada mes frente a las oficinas centrales de Grupo México, en Polanco), se llevó a cabo una ceremonia religiosa, posterior a una mesa de diálogo con medios de comunicación. Con la misma voluntad inquebrantable a pesar de los años de lucha y las horas de viaje, los deudos mantuvieron su exigencia de justicia integral que no termina, más bien comienza, con el rescate de los cuerpos de sus 63 seres queridos, toda vez que este hecho será el punto de partida para confirmar las causas del siniestro y abrir las líneas de investigación que permitan fincar responsabilidades no sólo por la muerte de los trabajadores del carbón, sino por todas las irregularidades y complicidades posteriores que impidieron el rescate, entre ellas, la segmentación ilegal que otorgó la anterior administración federal a Grupo México, sobre el territorio total de la concesión que usufructuó dicha empresa hasta antes del 19 de febrero de 2006; y que ahora le permite, ante la requisición gubernamental, devolver sólo una cuarta parte de la mina (la correspondiente a la parte colapsada) y seguir en posibilidad de extraer carbón de las otras tres cuartas partes, evidenciando que más allá del derecho y la ética, a la segunda empresa más rentable del país sólo le importa el lucro y la acumulación de riqueza.
Estas luces de esperanza que la Organización Familia Pasta de Conchos ha mantenido encendidas contra viento y marea, se convierten en faros emblemáticos para las luchas contra los megaproyectos y la precarización de los derechos laborales, en un momento especialmente propicio para re-articular nuestros esfuerzos en un emprendimiento común que ponga las bases de un nuevo proyecto social y político desde los movimientos y organizaciones sociales de nuestro país, capaz de tener eco en la reconfiguración de las instituciones emprendida por la Cuarta Transformación.
Con ánimos renovados, donde la tristeza y la dureza de corazón del gobierno nunca han apagado la alegría en el andar de estas mensajeras y mensajeros de la justicia, las familias de Pasta de Conchos están convencida que si todo camina según lo planeado, las labores de rescate podrían iniciar en octubre próximo. Mientras tanto, la lucha sigue.
Por José Guadalupe Sánchez Suárez
® Observatorio Eclesial