Un papa tocado por los indígenas: siguiendo los encuentros de Francisco con el pueblo
En estos últimos días de la visita del papa Francisco su rostro ya se ve cansado, y adusto cuando se encuentra entre los poderosos; pero con alegría cuando comparte con el pueblo, aspecto que lo caracterizó desde el inicio de su pontificado.
En una valoración hacia la recta final de su estancia en México el papa Francisco, si bien no ha tenido demasiados actos espontáneos que rompan con el protocolo establecido, sus discursos sí están teniendo importantes puntos de análisis para abrir conciencias y asumir responsabilidades en el compromiso con la iglesia de los pobres, compromiso que el mismo pontífice ha hecho personal.
La visita al sur del país fue en San Cristóbal de las Casas, lugar de gran valor simbólico, político, mediático y profético. Ahí, para realizarse el Encuentro Internacional con los Pueblos Indígenas, se empezaron a congregar miles de personas de diferentes puntos del país y la región. Largas filas de indígenas, con una representatividad de mas de 1657 etnias de México y Centroamérica se dieron lugar en el centro deportivo municipal donde se vivió un ambiente de alegría y esperanza ante la doble expectativa de escuchar el discurso del papa (que puso en el centro a los y las indígenas de México y el mundo), pero también que el papa escuchara la palabra de los pueblos originarios, como también sucedió.
El corazón de la homilía papal ante una multitud eclesial emblemática por su fuerte compromiso social y de cuidado de la madre tierra fue la crítica papal a la incomprensión, exclusión e infravaloración de los pueblos amerindios, sus valores, sus culturas, sus tradiciones, por parte de quienes mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminan, para en un acto sin precedentes en los 500 años de cristianismo en nuestro continente, afirmar: Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir perdón, perdón, hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes. En alusión directa a la violencia y la injusticia que han provocado una de las mayores crisis ambientales de la historia.
Haciendo eco al sentir de los pueblos, podríamos en este sentido preguntar al papa: ¿Quiénes han incomprendido y excluido a los indígenas de la sociedad, de la iglesia? ¿quiénes los han despojado de sus tierras? ¿quién les tiene que pedir perdón por este desplazamiento en esta cultura del descarte? ¿Le tocaba al papa Francisco ser el primero en pedir perdón a los indígenas a nombre de la iglesia católica, que llegó a nuestro continente con la espada y la cruz?
En correspondencia, fueron los pueblos mayas quienes perdonaron al papa, no con ese perdón vertical característico de la religión cristiana occidental, que además siempre pide algo a cambio, sino con el amor y la ternura, lo más parecido a la misericordia que ha pregonado para este año el obispo de Roma. Este milagro sucedió cuando una mujer indígena, esposa de uno de los diáconos casados de la diócesis de San Cristóbal, tras un directo discurso de reivindicación de las culturas indígenas en la liturgia cristiana, abrazó y besó al papa rompiendo todo protocolo ante la sorpresa del séquito que lo acompaña.
Éste y otros gestos simbólicos recurrentes durante esta intensa jornada de Francisco en tierras zapatistas confirman, en palabras del Eleazar López, sacerdote católico de origen zapoteca y uno de los exponentes más reconocidos de la teología india, que por primera vez el papa se encuentra en México con una iglesia a la altura de las exigencias de renovación eclesial propuesta por el pontífice, mucho antes de que el mismo reivindicara la necesidad de una iglesia de los pobres.
Y por si alguna duda quedaba de que Francisco en verdad venía a México a recibir más que a dar, su actitud sencilla de dejarse evangelizar por los indígenas, lo llevó a departir con ellos y ellas, para culminar su estancia en San Cristóbal de Las Casas en una oración frente a la tumba de Samuel Ruiz, acompañado por su ex-colaborador el obispo Raúl Vera, de también entrañable memoria para los pueblos de la región. Este gesto, coinciden muchos, es una reivindicación plena del ministerio de ambos obispos por estas tierras, y de las maneras culturales autóctonas de ser iglesia.
Por la tarde de ese lunes 15 de febrero el papa acudió a un encuentro con familias católica, donde en contraste reivindicó las nociones tradicionales conservadoras del amor cristiano, con ligeros ingredientes de apertura a los principales problemas que hoy angustian a las familias, que Francisco reconoció diversas, pero dentro de la doctrina moral católica de la familia heterosexual.
San Cristóbal de las Casas, a 15 de febrero de 2016
@Observatorio Eclesial
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